"Gran parte de la inspiración es subconsciente."
¿Qué espera de ti un cliente cuando decide contactarte para su proyecto?
Cada cliente tiene sus propias expectativas personales. Por eso, es fundamental conocer su carácter y circunstancias. Para detectar sus necesidades y gustos, les planteamos un cuestionario individualizado que resulta de gran utilidad, tanto para nosotros como para ellos, al estimularles a reflexionar y concretar sus prioridades.
Por nuestra parte, ofrecemos la posibilidad de acometer un servicio integral, abarcando todas sus etapas, desde las primeras fases del proyecto de arquitectura, hasta su remate con los trabajos de decoración e interiorismo, o bien parcialmente.
La posibilidad de acometer diferentes escalas de trabajo, desde lo más amplio hasta el detalle de un mueble diseñado ex profeso y hecho a medida, es un punto diferenciador, al permitir completar todo el proceso del proyecto.
Independientemente de la fase en que intervengamos, nuestro trabajo se caracteriza por un fuerte componente de detalle y una actitud inquieta y dinámica de la que el estudio recibe su nombre.
¿Y al revés?... un cliente te contacta, ¿qué desearías encontrar en tu interlocutor?
Es fundamental establecer un ambiente de confianza mutua que propicie ese feedback imprescindible para que el proyecto se desarrolle lo mejor posible. El cliente es un factor clave en este trabajo y resulta imprescindible una intercomunicación muy fluida.
Las relaciones que se establecen con los clientes son de media y larga duración, pues desde que se empiezan los primeros bocetos hasta que se remata el trabajo, pasan muchos meses y, a veces, años. Por eso, la conexión que se produce requiere una identificación muy especial entre el arquitecto y el cliente, que tiene que confiar plenamente en el profesional.
Se trata de una confianza a todos los niveles, no solo en el sentido de esperar que seamos capaces de hacer realidad lo que buscan, tanto estética como funcionalmente, sino que se lleve a cabo con la mejor calidad constructiva y administrando lealmente su presupuesto.
Así, son habituales los clientes “reincidentes”, que no sólo han confiado en mí sus proyectos residenciales, sino también los vinculados a su trabajo, como tiendas de ropa y complementos, bodegas, galerías de arte u oficinas.
En el futuro parece que la arquitectura se abordará dentro de un marco en el que el medio ambiente y la energía jugarán un papel esencial, algo que ya abordas en tus proyectos… ¿en qué momento nos encontramos ahora al respecto?
Efectivamente, los criterios de sostenibilidad tienen mucho peso actualmente en la actividad arquitectónica, pero no solo en cuanto a factores como el ahorro energético o la huella de carbono, sino también en relación a la reutilización de materiales, la conservación de las preexistencias o la preocupación por el mantenimiento futuro, por ejemplo.
La responsabilidad ecológica es una exigencia muy a tener en cuenta en el proceso de diseño o construcción y, como arquitecto, soy consciente de que los recursos de los que disponemos han de administrarse con sentido y que esta actitud, más que retos, plantea oportunidades.
Sin duda, los espacios futuros serán más humanos, prácticos, cómodos y sostenibles.
¿Hay algo en particular del futuro que te preocupe o te mantenga a la expectativa de cara al futuro de la propia arquitectura?
La arquitectura, como profesión, ha experimentado importantes cambios en los últimos años, no sólo de carácter técnico o legal, sino también condicionados por la coyuntura del mercado, que ha dado como resultado una amplia oferta de profesionales en fuerte competencia. Por eso, además de mantenerse actualizado, tecnologizarse constantemente y estar atento a todas las novedades que surgen, es fundamental diferenciarse respecto a los otros.
En ese aspecto, creo que la especialización no ha de entenderse como una limitación en cuanto a tipologías, estilo o perfil de clientes, sino que debe compatibilizarse siendo versátiles y flexibles, adaptándonos a las diferentes condiciones y aplicando la misma filosofía, con independencia de la escala de la intervención.
¿Con algún proyecto te sentiste ante un reto especial?, ¿por qué motivo?
En general, todo proyecto supone algo diferente, ya que las condiciones y necesidades que se han de resolver son distintas siempre. Sin embargo, tanto por su ubicación, en un entorno emblemático, como por los condicionantes espaciales y funcionales o por intervenir en una obra de un arquitecto como Peter Eisenman, diría que es A Cantina de la Cidade da Cultura de Galicia, en Santiago de Compostela, que recibió en 2012 el premio al mejor diseño de restaurante del mundo en los Restaurant & Bar Design Awards de ese año.
¿Tienes influencias fuera del entorno de la arquitectura que inspiren tus diseños?
Creo que gran parte de la inspiración es subconsciente y se absorbe en el día a día pero los viajes, la calle, el arte, la historia o el cine son fuentes de inspiración que dan muchas claves para encontrar sugerencias y estimular mi creatividad.
Imagina que comienzas ahora en la facultad. ¿Qué consejo no te dieron y te gustaría haber recibido?
Guardo un buen recuerdo de mis años en la Escuela de Arquitectura de La Coruña, no solo por la formación académica que recibí, sino por las relaciones personales, tanto con compañeros como con profesores, y las enseñanzas para la vida profesional que aprendí. La carrera, además de durar muchos años, tenía un nivel de exigencia muy alto, que suponía un gran esfuerzo y sacrificio lo que, sin duda, exigía mucha vocación.
Tal vez echo en falta, ya que no eran obligatorias dentro de mi plan de estudios, prácticas en empresas, estudios e incluso organismos, para formarnos mejor en la realidad de nuestro futuro ejercicio profesional.
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